Peques

domingo, 30 de octubre de 2011

El reloj parado a las siete

En una de las paredes de mi casa hay colgado un hermoso reloj antiguo que ya no funciona. Sus manecillas, detenidas casi desde siempre, señalan imperturbables la misma hora: las siete en punto.
Casi siempre, el reloj es sólo un inútil adorno sobre una blanquecina y vacía pared. Sin embargo, hay dos momentos durante el día, dos fugaces instantes, en que el viejo reloj parece resurgir de sus cenizas como un ave fenix.
Cuando todos los relojes de la ciudad, en sus enloquecidos andares, marcan las siete, y los cucús y los gongs de las máquinas hacen sonar siete veces su repetido canto, el viejo reloj de mi casa parece cobrar vida. Dos veces al día, por la mañana y por la noche, el reloj se siente en completa armonía con el resto del universo.
Si alguien mirara el reloj solamente en esos dos momentos, diría que funciona a la perfección... Pero, pasado ese instante, cuando los demás relojes acallan su canto y las manecillas continúan su monótono camino, mi viejo reloj pierde su paso y permanece fiel a aquella hora que alguna vez detuvo su andar.
Y yo amo ese reloj. Y cuanto más hablo del él, más lo amo, porque cada vez siento que me parezco más a él.
También yo estoy detenido en un tiempo. También yo me siento clavado e inmóvil. También yo soy, de alguna manera, un adorno inútil. Pero disfruto también de fugaces momentos en que, misteriosamente, llega mi hora.
Durante ese tiempo siento que estoy vivo. Todo está claro y el mundo se vuelve maravilloso. Puedo crear, soñar, volar, decir y sentir más cosas en esos instantes que en todo el resto del tiempo. Estas conjunciones armónicas se dan y se repiten una y otra vez, como una secuencia inexorable.
La primera vez que lo sentí, traté de aferrarme a ese instante creyendo que podría hacerlo durar para siempre. Pero no fue así. Como a mi amigo el reloj, también a mi se me escapa el tiempo de los demás...
Pasados esos momentos, los demás relojes, que anidan en otros hombres, continúan su giro, y yo vuelvo a mi rutinaria muerte estátita, a mi trabajo, a mis charlas de café, a mi aburrido andar, que acostumbro a llamar vida. Pero se que la vida es otra cosa. Yo sé que la vida, la de verdad, es la suma de aquellos momentos que, aunque fugaces, nos permiten percibir la sintonía con el universo.
Casi todo el mundo, cree que vive. Sólo hay momentos de plenitud, y aquellos que no lo sepan e insistan en querer vivir para siempre, quedarán condenados al mundo del gris y repetitivo andar de la cotidianeidad. 
Por eso te amo, viejo reloj. Porque somos la misma cosa tú y yo 
Quizás todos vivamos sólo en la armonía de algunos momentos. Quizás, ahora, en este presente, la hora de la verdadera vida coincide con tu propia hora. Si es así, disfrútala, quizás pase....demasiado rápido.
Bucay.

domingo, 23 de octubre de 2011

Hoy voy a hacerle caso

Hoy voy a hacerle caso a mi hija. He rescatado una carta que encontré cuando pasó lo de mi niña. Es una carta emotiva pero reconfortante, porque pienso que ella desea que yo esté bien y que siga sonriéndole a la vida. Hoy he decidido hacerle caso. Hoy después de una semana horrible, y pensando en lo que me queda esta que viene, y en donde no veía ilusión. Ahora por un momento lo veo, y voy a escribirlo para que quede constancia de ello. Seguimos adelante, las dos, en distintos lugares, pero seguimos adelante. Vamos a hacerlo¡¡¡
"Querida Mamá:
Sé que el momento que ahora estás viviendo no es el mejor. Que el dolor que sientes en tu corazón es difícil de calmar y que las ilusiones y los planes que habías construido para mí, ya no existen.
Mientras estuve en tu vientre sentí todo ese amor que tenías para mí. Sé que nuevos sentimientos, sensaciones y emociones experimentaste porque yo crecía dentro de ti. ¡Es tan maravilloso el vínculo que pueden tener las madres con sus hijos!
Sé también que todo estaba preparado para mi llegada, que rebosabas de alegría y esperanza. Pero a pesar de que nací, fue breve mi momento aquí en la tierra. Dios quiso que volviera al cielo y que tú desarrollaras una fortaleza más grande de la que crees tener. Porque tú eres especial y debes seguir viviendo tu vida.
Esto es solo una prueba difícil que te tocó atravesar, un desierto del cual en algún momento verás brotar el agua y una flor. Si tú crees en Dios un día me verás y te reencontrarás conmigo en el cielo para juntas disfrutar de una vida eterna.
Yo quiero que seas feliz, que muestres al mundo esa hermosa sonrisa que tienes y que yo conocí. Recuérdame como algo lindo que tuviste por un tiempo breve pero hermoso, porque de alguna manera mi corazón sigue latiendo en ti. Y si yo sigo latiendo en ti es como estar vivo porque durante esos meses que estuve en tu vientre, tu desarrollaste mejores cosas en tu interior porque yo estaba allí y mi corazón lo sintió.
Verás que en todo este trayecto, Dios irá caminando junto a ti, tomándote la mano porque él te ama demasiado. Mamita, recuerda que llorar está permitido, pero rendirse, ¡JAMÁS! Sé que siempre me recordarás.
Es hora de marcharme, debo despedirme. Dios dejó que yo dictara esta carta porque él es milagroso y está utilizando a una persona para transmitirte este mensaje. Te dejo muchos besos, cuídate mucho y recuerda que nos volveremos a ver algún día en el cielo.
De Tu bebé que te ama"

martes, 18 de octubre de 2011

Período de adaptación

    Bueno, ya llegó el día. Lo veía una tan lejano y que nunca iba a llegar y ya pasó. Ya he vuelto a trabajar. El primer día fue ayer, hoy ha ido mejor. Siempre el primero se siente una más rara, y los demás también. Pero es bueno, ya vuelvo a estar en el mercado, laboral en este caso, y por ahora sólo en ese..jeje.
   Qué distinto es el paso del tiempo dependiendo de los momentos que vivimos. No recuerdo el embarazo como una etapa especialmente larga, porque la verdad que se me fue rápido, y también lo disfruté mucho. Pero recuerdo que cuando iba a una ecografía y veía a mi niña, y me daban cita para la siguiente eco me parecía una eternidad, y en cambio pasó como un soplo. Ahora me acuerdo más cada día de cada instante, estoy siendo muy de fechas, tanto para lo bueno como para lo malo... Recuerdo muy bien el feliz día del positivo, no lo olvidaré en la vida. La primera vez que vi a mi princesa cuando era un puntito latiendo¡¡ que yo iba diciendo "qué punto tiene mi punto¡¡" tan pequeño y con tantas ganas de luchar, y la pechá de llorar que me di de camino a casa. Las mejores lágrimas de mi vida, de alegría. Luego cada ecografía, cuando me dijeron que era niña¡¡¡ cada instante lo tengo tan fresco en la memoria.... Y ya hace tanto de eso...
Ahora ya han pasado cuatro meses y pico desde que se fue mi niña, y se me ha hecho el verano mas laaaarrrrgooo y horrible de mi vida. Pero también pasó¡¡ Todo llega y todo pasa. De lo que estoy segura es que ella no va a pasar nunca de mi vida, ella si va a ser eterna, siempre en mi corazón. Y ahora que he vuelto a esa oficina, donde todo el mundo el primer día me ha mirado la barriga, cuando me he visto en el espejo del baño donde la última vez que me miré tenia un barrigón, aún la tengo más presente, y la siento conmigo, protegiéndome ahora ella a mi. 
Pero sigo pensando que debería de haber un periodo de adaptación, como en el cole o en la guarde¡¡¡ primero dos horas, luego tres...y así. Pero la vida es tan breve, que pasa como un soplo, dentro de nada estamos comprando regalos de reyes..... Nunca sabemos cuánto nos durará el momento que estamos viviendo, así que APROVECHÉMOSLO¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Luego no vale arrepentirse¡¡